Poesía

A-referente

Algunas veces me siento perdida,
sin guía,
sola y vacía.
Preguntándome el sentido de lo que hago,
de mis pasos,
el significado que ando
y si me llevan o no al lado
que quiero ir en la vida.
Y me digo a mi misma: tranquila,
respira.
Aún siguiendo dolida,
miedica y molida.
Soy la que sola camina,
soy la que crea mi vía.
Y está bien hacerse de vez en cuando bolita.

Poesía

Las puertas

Me dicen que escoja mi propio camino
encerrandome entre puertas.
Que si quiero ciencias
no puedo letras
y si no escojo un pasillo
me arrastran a sociales
como si acaso ellas no tuvieran dificultades.
Pero yo, soy más de bosques que de ciudades,
más de sendas que de asfaltos,
más descalza que en zapatos,
más de mezclas que en separado.
Y de recordar a las artes que han olvidado
para reivindicar
que todo ello se dan la mano,
que todo ello es un mismo cuadro
de un indistinguido trazo.
Que no quiero una puerta,
quiero salir por el tejado.
Que no quiero tanta teoría
si no me viene con experiencia.
Que si no sé qué hacer con mi vida
la respuesta no es una llave
si no abre la cerradura que yo haya creado.
Que estaré donde me dé la gana,
estudiando, trabajando, viajando,
o no haciendo nada.

Me dicen que escoja mi propio camino
sentadita y calladita,
sentadita y comidita.
Devorando información,
dándome un atracón
inentendible, indigestible,
que devuelvo luego en un papel
para volverlo luego a hacer
con otra hoja más.
Con otro pomo.

Me dicen que escoja mi propio camino,
y ese es en el que el arroz tiene fecha de consumo preferente
pero no se pasa
y dejo que se haga hasta que me venga gana,
pudiendo nunca tener hambre.
En el que se marcan huellas
y vuelven a pisarse.
En el que me pierdo y vuelvo a encontrarme.
En el que descubro sin saber qué puede pasarme
y mi zona de confort se hace bola,
se vuelve pelota y se tranforma en malabares
cada vez más altos
para así agrandarse.

Me dicen que escoja mi propio camino,
pero no lo escojo.
lo hago verbo,
y del verbo, lo vivo.
Con letras, ciencias, artes y sociales.

Poesía

Yo(H)

Hoy es uno de eso días
en los que solo quiero ser pelota.
Ser una bola de esas que no botan
y parar de hacer cosas
para ser y estar en mí.
Sin intentar huir
de esos pensamientos
que me atormentan la testera
y se retroalimentan
como si fueran regadera
de mi jardín.
Hoy, adverbio de presente
dejo mis deberes
y los convierto en mí.

“Para ser feliz tienes que sonreír.
Si quieres vivir bien tienes que ser feliz.”
Vivir bien,
también depende de mí.
Y no lo haré solo
con una curva cóncava en la cara.

Qué no,
qué no es estático vivir.
Que no hay un único aquí,
sino que un allí de enfado
y un llanto por venir.
Y un allá de no poder cumplir
con tanto, sin que el tanto
sea un cuánto claro.

Qué no,
qué no soy ese ficticio ideal
social imaginario
que las redes intentan atrapar,
enredar
aparentando.
Soy tan real
como de carne y hueso,
de amor y odio,
de luz y oscuro,
de callar y chillar
y enfadar
e irritar
y estallar.
Y reír.

Ja, ja. Je, ji.

E ignorar.
E ignorarlo e ignorarme.
Menos hoy,
que hoy toca solo escucharme
y no juzgarme.

Y descubrirme
y mapearme.
Y no hacer nada.

Hoy es uno de esos días
en los que pongo conciencia:
aquí y ahora,
en mí y yo sola.

Porque hoy el hoy lo invierto
en yoh.

Poesía

Billete hacia nuestras partes

Quiero llevarte a mi poro norte
para sentir ese vacío
de piel con piel
sin abrigo
que la tape.
Y descubrir las constelaciones
de entre tus lunares
para guiarme.

Quiero bajarte
a un húmedo sud
y mojarme
en exploraciones
táctiles y suaves,
dáctiles y fuertes.
Vibrantes.

Quiero pasar
por tus curvas
sin desviarme.
Quiero viajar
por tus carnes.

Quiero, hacerte volar
y volarte.

Pero solo,
solo si tú
quieres también coger
ese billete hacia nuestras partes.

 

Poema ganador de la VI edición del concurso de relatos eróticos de la FAS en la categoría de poesía.

Poesía

Qué se calle

Ruido
que me envuelve como un velo
cubriendo.
Ruido de tener que.
Ruido de trabajos, autocares
viajes y actividades.
Ruido de detalles.
Ruido de bullicio,
de demasiados encuentros sociales.
Ruido como fina arena movediza
que me obstaculiza
coger aire.
Ruido que hace más ruido
como un eco que se disparce.
Ruido.
Qué se calle.

Notícias

Sorteo: 23 de abril

Me ha apareció un ejemplar con el que no contaba y para evitar ser yo la que escoja a quien dárselo porque fuisteis varios los que os quedasteis con las ganas, pues lo sorteo entre los que lo queráis.

El sorteo se hará en Sant Jordi (23 de abril) 2019, con lo que tenéis hasta el 22 para manifestaros como participantes.

Para participar simplemente decidme que queréis participar a través de un comentario.

 

¿En qué consiste?

A medida que os registro como participantes os voy apuntando en una lista por orden, y se os asigna un número. El sorteo se hará por números a través de una página web de sorteos online y se publicará el vídeo del resultado en historias de Instagram @rieconson
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Poesía

Básame en esto

Todo se basa
en no ir más alla de un basta
o para.
En ser solo consentido
y encontrandole el sentido
a no ser una manada planificada.
En ser un fuego
en conjunto
y no el que quema a un cuerpo desnudo.
En experimentar con (des)conocidos
con perservativos
u otros dispositivos,
con tal de empezar suave
o salvaje
y que los etcéteras
no puedan abreviarse ETS.
En sentirlo,
y si no te apetece, decirlo,
y si te gusta, vivirlo.
Todo se basa en eso.
En todo eso se basa también el sexo.

Poesía

Calla o cruz (shh, silencio)

Mi otra cara de la moneda
no es una cara ni una cruz
sino que es lo que se calla
debajo de una máscara.
Que si no lo enseño es porque he caído de canto,
y a la mínima que descuide, resvalo.
Y si caigo
me llevo a alguien conmigo, a mí lado.
Que si no lo enseño
es porque ya no está de una pieza
y verlo es más dificil que un puzzle
de fuego
que me ha quemado
y deshecho por dentro.
Y lo sigue haciendo.
La otra cara de la moneda,
es real y se deja ver en sueños
dando por culo hasta durmiendo.
Dando por culo también cuando despierto.

Poesía

Manda huevos

Estaba hasta los huevos
de que él no hiciera el huevo
y a mí me fuera costado un huevo hacerlo.
No podía ser más huevón
y dejar de tocarse los huevos.
«Échale huevos», me dije,
«si quieres darle la vuelta a la tortilla».
Y dejé de ser gallina
pese a que mi miedo pesara un huevo,
y pese a que más que valentia
me sobrara adrenalina.
Y cantó el galló, no supo cómo ni cuánto
pero no sonó más dulce que un huevo… Kinder.
Y se levantó, pisando huevos.
Porque clara,
no iba tampoco a hacer más que Turuleca,
pero si no se lo dices se queda en su cáscara.
¡Y manda huevos!
Que tenga que acabar como la yema, quemada,
y que pese a ser monólogo, parezca un cacareo
lo que decirle para que reaccione,
y el salón un gallinero.
¡Y manda huevos!
Que luego todo eso le importe un huevo,
y me deje las ganas de mudarme a huevo.
Pese a que me lo quiera un huevo.
Manda huevos…

Poesía

Tres

Tres silbidos.
Pitaste fin de partido
sin dejarme tiempo a una media parte.
De imprevisto
aún previniéndolo.
Sabiendo que iba a pasar,
pero esperando poder golear
antes.
Tres pitidos del público,
mi público,
gritando que quiere arriesgarse.
Y el árbitro,
negándose parte del número doce.
Tres balones que cayeron a la red
tan fuerte, tan rápido,
que la agujerearon
y tres cuerdas para repararla:
pero es una nueva y no la que era.
Dos tarjetas de distancia,
y una perdonada.
Pero se acabó porque te agobiaba
las tres palabras que te chutaba.
Y este es el poema que llega
tres meses tarde.